Las máscaras de teatro griego, fueron las primeras en estrenarse en el siglo V a través de cánticos y danzas en un culto religioso dedicado al Dios del vino y la vegetación, Dionisio. Los actores atenienses usaban maquillaje para simular máscaras de teatro a color, seleccionando para ello tonalidades entre blanco, gris o marrón, las cuales en principio no tenían expresión. Con el paso del tiempo, tallaban la madera para elaborar las máscaras, y éstas tenías rasgos más definidos asociados a la tragedia y la comedia. Durante los actos, los hombres cubrían sus rostros con estas figuras para interpretar a mujeres, dioses, animales u otros personajes en el teatro griego. Asimismo, los antifaces ayudaban a proyectar la voz, pues en su interior contenían una especie de bocina, la cual hacía que el sonido llegara a todo el público.